En el país de las maravillas

lunes, octubre 24, 2005

Bipolar con recuerdos


Ego te absolvo?? Lei que existe una gran diferencia entre disculpar y perdonar. Uno disculpa a alguien que comete un error involuntario y que al reconocerse que no hubo mala intención en sus acciones, se le dis-culpa. Entonces, disculparlo es un acto de justicia pues el "agresor" merece ser reconocido como no culpable. En cambio, el perdonar es un acto que trasciende la justicia, porque el culpable (en teoría) no merece perdón pues sus acciones fueron intencionales y a pleno conocimiento de causa y eventual consecuencia. Por tanto, se disculpa a un inocente pero se perdona a un culpable.
La gracia del asunto esta en saber identificar cuando los actos de una persona son disculpables o perdonables. Además, está el hecho de los motivos por los cuales uno pide ser perdonado, si ésto es realmente por arrepentimiento o por salir del paso y "llevar la fiesta en paz".
Disculpar es algo de todos los dias. El popular sorry se deja escuchar cada 5 segundos. En cambio, perdonar si es algo mucho más heavy y pienso que esta por encima de mi capacidad. Puedo decir "ok, esta bien, aquí no pasó nada" y superadísima yo, faire semblant. Pero en el fondo no olvido y el recuerdo esta ahi agazapado, esperando una nueva oportunidad para fregar el día. Ahora, si se trata de personas cercanas a mí que me hicieron una de aquellas, realmente puedo hacer un ensayo general del perdón, y adormecer al recuerdo. Pero si estamos hablando de alguien que no lo es...no sólo no perdono, sino que es muy probable que aplique la del talión y i´ll be back. El cielo tiembla ante la furia de una mujer vengativa... dicen.
Lei tambien algo de Borges donde cuenta el encuentro de Caín y Abel mucho tiempo después del asesinato, me pareció chevere y dice así: «Caminaban por el desierto y se reconocieron desde lejos, porque los dos eran muy altos. Los hermanos se sentaron en la tierra, hicieron un fuego y comieron. Guardaban silencio, a la manera de la gente cansada cuando declina el día (...) A la luz de las llamas, Caín advirtió en la frente de Abel la marca de la piedra y dejó caer el pan que estaba por llevarse a la boca y pidió que le fuera perdonado su crimen. Abel contestó: "¿Tú me has matado o yo te he matado? Ya no recuerdo; aquí estamos juntos otra vez como antes". "Ahora sé que en verdad me has perdonado -dijo Caín- . Porque olvidar es perdonar. Yo trataré también de olvidar"».