Día D.

En aquellos tiempos, andabas con el pelo largo y en bicicleta. Nunca me gustó el futbol pero podía aguantar sus 5 minutos de ver hombres corriendo tras una pelota mientras te esperaba para la conversa respectiva. Recién me había hecho el tatuaje y fuiste la primera persona a quien se lo enseñé, aún sanguinolento y morado. "Esta lorna". A siempre se ponía saltón cuando hablaba de ti, sobre todo cuando lo despachaba temprano para darnos nuestra conversada ocasional. Como siempre, conversaciones chéveres y largas de cualquier cosa. Aún hoy, a pesar de lo que pudimos haber cambiado por lo que cada uno ha vivido por su cuenta, no hemos perdido el arte de la conversación.

Tú sabes todas mis vainas y yo se las tuyas, el pasado noir. El rol de "consejero" lo hemos intercambiado siempre, aunque pienso que ese ha sido tu papel principal. Lo haces bien a pesar de que siempre has sido demasiado directo para mi gusto. No, no es que me gusta que me engañen, sino que prefiero que me digan las cosas de a pocos, para asimilar por cucharitas. No me gustan las verdades de golpe, por eso muchas veces me he escondido cuando sabía que me hablarías de alguna "verdad" para no sentir esa cachetada de realidad que siempre sabes propinar. También suelo esconderme de tus "te lo dije" (y me voy a seguir escondiendo en el caso de que se cumplan tus predicciones sobre mis asuntos). Cómo te gusta tener la razón. Si ya se, a mi también. Somos dos mulas, yo tratando de justificar mis motivos por los cuales NO. Y tu tratando de hacerme entender el SI. No es pues. No importa, en todo caso si nunca lo dije, gracias por todo lorno, a pesar de haberme hecho sentir miserable en más de una oportunidad por tu bendito afán de llamar a las cosas por su nombre, te agradezco. Saludos al volkswagen.